Campo y peronismo

Campo y peronismo

Un divorcio legendario sin resolverse

La Clotilde participó del último Congreso Maizar 2020 4.0 de manera virtual el pasado 30 de junio, donde el presidente de la entidad Alberto Morelli comentó: “El complejo maicero, incluyendo las cadenas de carne bovina, aviar, porcina y lácteos aumentó sus exportaciones en más de un 37% con respecto al año 2018, siete veces más que las exportaciones totales de Argentina, 5.4%”, y agregó: “Los múltiples productos generados del maíz y del sorgo crean 735.000 puestos de trabajo en todo el país, es una actividad bien federal”.

En ese marco, el ministro de Agricultura Luis Basterra se mostró molesto por la depredación nacional y provincial de los silobolsa: “Estamos preocupados y ocupados por los hechos de vandalismo que están sucediendo en el campo argentino”; y dijo: “No queremos que esto termine destruyendo el esfuerzo de nuestros productores”. No obstante, a lo largo del mes de  Julio 2020 los conocidos “gusanos agropecuarios” continuaron y  continúan siendo destruidos, pues nadie se atribuye la autoría de los hechos y tampoco el actual gobierno hizo mucho por detener estas pérdidas.

El problema de la empresa Cerealera Vicentin continúa sin resolverse, dejó un tendal de 1500 millones de dólares y el actual presidente Alberto Fernández no define su posición con el campo. Los precios de los comodities siguen planchados, con retenciones altas y una carga impositiva asfixiante para cualquier productor agropecuario. Actualmente, a causa de la pandemia por el Covid-19, los pueblos están cercados y las rutas cerradas, no les permiten a los productores trasladarse, pero los salarios de los políticos permanecen intactos sin señales de esfuerzo.

Dicho esto, es significativa la reflexión del politólogo cordobés Roberto Zapata, quien en una entrevista al diario de su provincia, “La Voz del Interior”, define al campo como una totalidad de cuatro sectores, dos muy dinámicos e internacionales: 1) pequeños y medianos productores, 2) grandes empresas cerealeras y agroindustria. Los grupos 1 y 2 superaron la crisis del 90, recordemos que hubo una hiperinflación que llegó al 150 % mensual, y arrojo alrededor del 48% pobreza a nivel nacional. 3) Los de agricultura familiar, granjas y, por último, 4) Los horticultores, inmigrantes bolivianos y peruanos ubicados en cordones periféricos, que también se hacen escuchar.

 

A lo largo de la historia peronista y acentuado luego del gobierno de Carlos Menem, el campo parece no entenderse con el mencionado sector político. El productor agropecuario no es bien visto por el ciudadano de la Capital Federal, como tampoco por el primer cordón provincial ni por el segundo, estos últimos más relacionados con la industria, el comercio y construcción.

En realidad, el campo argentino hoy está entre los primeros tres puestos mundiales en producción de cereales, carnes, harinas, frutas, energía  y derivados. Además, la industria tecnológica relacionada con este sector está en una fuerte actividad y crecimiento. En este contexto, como dice Roberto Zapata: “La constante tensión del peronismo y el campo produce relaciones cognitivas estigmatizantes y deformantes”.

Además, el sociólogo cordobés agrega: “Cuando el peronismo gana la provincia de Córdoba, José Manuel De la Sota y el actual gobernador Juan Schiaretti comprenden que el campo podía ser parte de su gobierno porque incluía una burguesía existente, anclada al tema agropecuario desde los ’90”.

Lo cierto es que cuando La Clotilde visita las exposiciones agropecuarias, congresos y grandes remates ganaderos, vemos que detrás del agronegocio hay una propuesta enriquecedora para cualquier inversor, donde se incluye al campo, la industria, la tecnología y los servicios, un todo de nuevos saberes que favorecen el desarrollo del sector.

Luego de la ley 125, Zapata dice que: “El campo queda dividido en dos sectores. El macrismo comprendido por peronistas y radicales y el peronismo duro, hoy formado por peronistas, kirchneristas y algunos sindicalistas. El macrismo entendió que con el campo debía tener una buena comunicación, cosa que el peronismo duro no hizo, sino que mantuvo el mismo discurso combativo de Juan Domingo Perón en los años 50. Hoy el campo no tiene nada que ver con aquellos años”.

 

El presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA) Daniel Pellegrina y el presidente de la Nación Alberto Fernández parecen estar en la misma sintonía, cuando dicen que primero hay que producir alimentos para nuestros animales y luego exportar. No pasa lo mismo con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien el pasado 31 de julio recibió a los referentes del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), el cual está integrado por más de 40 entidades ligadas a la agroindustria. En dicha reunión participó José Martins, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires; Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA) y Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC). El presidente de la SRA no fue invitado por estar molesta la señora vicepresidenta por la foto del 9 de julio, donde Pellegrina estaba a un costado del presidente de la Nación Alberto Fernández. 

Según los datos históricos, el peronismo duro, acompañado por el sector kirchnerista, tiene una fuerte lucha contra el campo. Ojalá que este acercamiento de Cristina Fernández de Kirchner sea para sumar y no sólo para logar la tan anhelada reforma judicial que tan incómoda pone a toda la sociedad argentina. 

Tenemos que estar orgullosos de nuestros productores argentinos, porque a pesar de los palos en la rueda que recibe, el campo, de manera permanente, siempre responde haciendo crecer la economía, pero… trabajando en silencio.

Sergio Silva Quinteiro

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