En el partido de Mercedes, en la provincia de Buenos Aires, La Clotilde visitó el legendario pueblo de Altamira, ubicado a cien kilómetros del obelisco. Una localidad nacida en 1908 durante la presidencia de José Figuera Alcorta con la llegada del tren, cuya red vial, la cual, por aquellos años, se extendería en más de 27000 kilómetros de vías a lo largo de la región pampeana.
La exportación de granos crecía llegando a ocupar el primer lugar entre las exportaciones al final del período presidencial. Entre los granos y la ganadería, unos colonos en la provincia de Chubut, buscando un pozo de agua, descubren petróleo en la localidad Comodoro Rivadavia.
Comenzaba una época de prosperidad para la Argentina. La explotación del petróleo generaba munchas expectativas a los inversores extranjeros, en especial a Estados Unidos e Inglaterra. Mientras tanto, en Altamira, se vivía su época de esplendor con encomiendas, mercancías, telégrafo y traslados de pasajeros a lo largo de todo el país.
Uno de los cultivos sobresalientes fue la frutihortícolas. Por otro lado, la fábrica de cerámicos Corinema también generaba una fuerte actividad en todo el poblado. En 1977, Ferrocarriles Argentinos dispuso el cierre de la estación ferroviaria, lo que tuvo un gran impacto en la vida laboral y, finalmente, en 1994, la fábrica cerró sus puertas.
Hoy, Altamira es un pueblo tranquilo, con solo 350 habitantes, pero muy visitado por turistas. Entre sus atractivos están los viejos bodegones de campo donde se disfrutan picadas, empanadas y otros sabores criollos. En su interior, los viejos almacenes guardan los recuerdos que dan muestra de su época pujante.
Para aquellos que les guste la tranquilidad, se encuentra la Hostería Santa María B&B, con pileta y buena gastronomía, además de las cabañas Puesta de Sol. Y el bodegón Lo de Curly, un clásico ya del lugar, entre otros sitios gastronómicos. Las plantaciones de uvas y duraznos, que favorecen al paisaje y al desarrollo y el comercio, también forman parte de su paisaje pintoresco.
La estación de tren es otro punto de interés que no se puede dejar de visitar. Como parte del lugar, hay un galpón en cuyos laterales figura el nombre del pueblo y donde, en su interior, se encuentra un museo atendido por Lautaro, quien se encarga del cuidado de sus objetos y trata, con esmerada calidez, a los turistas, ayudando sin dudar a los amantes de la fotografía para que puedan lograr sus mejores planos y destrezas tecnológicas.
Recientemente, se inauguró una línea de tren que va de Altamira al pueblo de Tomas Jofré, con distintos horarios y un bajo costo, ideal para trasladar a la gran cantidad de visitantes.
La vieja fábrica Corinema, que en algún momento empleó a más de 100 operarios, hoy es un lugar histórico donde se degustan sabores vitivinícolas rodeados de lindos recuerdos.
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